FAMILIA E INSTITUTO


NO QUIERO QUE ME DIGA QUE MI HIJO TIENE PROBLEMAS

“¿Me está diciendo que mi hijo tiene problemas? Lo que sucede es que usted no le conoce”. “No pasa nada. Yo era igual de pequeño y mire usted donde he llegado”.

Es muy posible que a profesores, orientadores, médicos y psicólogos, comentarios como este les resulten sobradamente familiares. Desgraciadamente, cuando nos hablan de nuestros hijos no somos tan racionales como nos creemos.
Esta realidad tiene más trascendencia de lo que parece. En nuestro país hay muchos niños con problemas, algunos de ellos graves, que no reciben tratamiento adecuado debido a la dificultad de sus padres para aceptar la realidad. Y sin su aceptación, las opciones para la atención temprana se ven reducidas de manera considerable.

Es un asunto importante.
¿Por qué cuesta tanto ver las dificultades de los hijos? ¿Por qué padres brillantes profesionalmente, líderes eficaces y pragmáticos, cuando deben afrontar los problemas de estos, a veces pierden la sensatez que les caracteriza y se vuelven tan ciegos?
La psicología y las neurociencias nos han ayudado a comprender un poco mejor este tipo de reacciones. Y hoy sabemos que esto que sucede con los hijos es algo que solo se puede comprender desde el mundo de las emociones.

Causas de la ofuscación paterna
Cuántas veces no hemos pensado “¿qué le ha pasado a estos padres? Si parecían muy educados, si yo sólo les he dicho…” La psicología ha localizado algunas de las causas capaces de provocar en los padres comportamientos de este tipo. También ha extraído claves para reconocer el estado emocional de estos a través de sus respuestas.
  • Hay padres que simplemente se encuentran bajo los efectos del shock, sobre todo cuando el diagnóstico es grave. Suelen quedarse perplejos. Preguntan mucho, con ansiedad pero con respeto. Algunos se quedan mudos. Suelen pedir otras valoraciones.
  • Algunos tienen mitificados a sus hijos: para todo padre, su vástago es el mejor. Destruir su imagen idealizada y reconstruirle como ser imperfecto, les es muy difícil. Estos padres niegan evidencias y suelen acusar a quien da la noticia sobre todo de no conocer al niño.
  • A otros padres, las carencias de los hijos les hacen sentirse heridos, frustrados. De manera inconsciente proyectaron en ellos deseos y expectativas personales. Cuando se sugieren problemas, se enfrentan a la necesidad de renunciar a todo ello. Ante la noticia, estos padres suelen alterarse mucho; cuestionan o desprecian la valoración ajena. A veces, insultan. Otros se sienten acusados: “¿Me está sugiriendo usted que lo hago mal?”
  • Otros, con su comportamiento sólo expresan que no pueden más. En su forma de actuar hay mucho de “no me vaya a venir usted con un problema más. No voy a poder”. Muchos lloran.
  • Pero afortunadamente, la mayoría de los padres aceptan la visión de los especialistas, dialogan y colaboran. Algunos hasta están agradecidos. A pesar de todo, haber localizado el origen del sentir de muchos padres ante la noticia no explica el descontrol o la transformación que sufren de algunos… ¿o si?
Cómo explicar estos comportamientos paternos tan irracionales
Las neurociencias han aportado mucho a esta cuestión. Grandes neurocientíficos como J. LeDoux, de la Universidad de Nueva York, han dejado al descubierto por qué algunas emociones provocan reacciones en apariencia tan irracionales.
El profesor empieza a hablar. Su forma, su tono… “Cuidado. Van a hablar mal de mi niño. Peligro”. Ante percepciones de este tipo, la amígdala y otras regiones del cerebro emocional disparan la alerta y preparan la defensa o el ataque. Pero el área prefrontal interviene. Recibe el impulso, lo reconduce y permite dar una respuesta meditada y proporcionada.
Muchas veces el cerebro, al sentir la amenaza, actúa sin permiso por otra vía mucho más rápida. Así que toma un atajo evitando el córtex o cerebro racional. La acción queda así exclusivamente en manos de las emociones… Y sin razón, ¿qué podemos esperar?
Quizás ahora podamos comprender las respuestas tan desajustadas de algunos padres. Nada genera tanta emoción como un hijo. Existe por eso gran riesgo de que al hablar de dificultades se disparen respuestas por vías no racionales. Por fin una respuesta, pero, ¿cómo ayudar?
Debemos tener en cuenta que aproximadamente uno de cada diez niños presenta dificultades de aprendizaje. Además, en la infancia son frecuentes trastornos conductuales, depresivos, ansiosos, del desarrollo, y síndromes aún más graves. La mayoría se detectan en la escuela.
Así que la sensibilidad de todos es necesaria. Los que trabajan con niños requieren de habilidades y empatía. Pero también algunas familias deben bajar la guardia. La información es un primer paso para salir adelante. No debiéramos olvidar que las capacidades se desarrollan, los afectos se moldean, las habilidades y competencias pueden enriquecerse… Cuanto antes, mejor. Negar las evidencias sólo perjudica al niño. Resistirse al diagnóstico es restarle oportunidades. Quizás estemos demasiado saturados. Pero no debemos rendirnos. En medio de padres y profesores, están los menores.

El caso de Pablo Pineda
¿Saben ustedes quién es Pablo Pineda?: Es el primer joven con Síndrome de Down que ha obtenido un título universitario en Europa. En sus entrevistas siempre ha dicho: “Todo lo que he conseguido se lo debo a mis padres”. Hubo un día que ellos tuvieron que afrontar un diagnóstico muy duro. No conocemos su reacción, pero sí que apoyaron incansablemente a su hijo. A Pablo, a familias como la suya y a todos los que sirven de apoyo, debemos agradecer su ejemplo. Son muestra evidente de que cuando la actitud es positiva y colaboradora, no existen fronteras. Conseguirlo es trabajo de todos.

Rocío Mayoral (Neuropsicóloga, Orientadora Escolar, Maestra y Logopeda)
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/blogs/divan-digital/2012/05/21/no-quiero-que-me-diga-que-mi-hijo-tiene-problemas-98261/



EL ACOSO ESCOLAR: CÓMO HABLAR Y REACCIONAR ANTE ÉL

El acoso escolar es un tema difícil de tratar. Generalmente preferiríamos no tener que hablar de un asunto así con nuestros hijos o nuestras hijas. Pero, para no tener que enfrentarnos a ese problema o para reaccionar de forma adecuada si se produce, lo mejor es informarse bien y hablarlo con ellos, señalando los puntos indispensables.

Qué es el acoso escolar?

Lo mejor es estar bien informados sobre un tema antes de tratarlo con nuestros hijos. ¿Cómo se manifiesta el acoso escolar? En los adolescentes, a menudo es cuestión de dinero. En los menores de 10 años, suele tratarse de “tráfico” de objetos (juguetes, cromos coleccionables...) y de una presión moral en nombre de la amistad: “Si no me lo das, dejaré de ser tu amigo”. Los niños más vulnerables o que tienen más problemas para hacer amigos, obedecen al chantaje para poder permanecer en el grupo.

Acosado o acosador?

¿Nuestro hijo tiene más probabilidades que otros de sufrir acoso escolar? Observadle y estudiad su temperamento. Cuanto más nervioso, inhibido, influenciable e inseguro es un niño, más riesgo corre de ser sometido a presión, de que lo engatuse otro niño manipulador y jefe de una pandilla. Y, al contrario, ¿podría sumarse al clan de los acosadores? Los padres podemos sentirnos muy impotentes al enterarnos de que nuestro hijo ha chantajeado a otros. El niño que acosa, es un niño que no se siente a gusto consigo mismo. Es un síntoma de problemas relacionales y, a veces, de un rechazo a las normas de autoridad. También él necesita ayuda.

No hay que temer a las palabras

En el acoso escolar es fundamental poner nombre a los comportamientos y a las emociones en juego: miedo, vergüenza, víctima, justicia. Hay que decir claramente a los niños que, a menudo, la vergüenza y el miedo impidenhablar. Aún siendo víctima, el niño chantajeado se siente culpable de no haber tenido fuerza para defenderse y haber cedido a la presión. Pero cuando un niño ha sido chantajeado, es una víctima y tiene que haber una “reparación”. Los niños son sensibles a la noción de justicia. Hay que recordarles que la ley no permite el acoso y que deben pedir ayuda a los adultos que están ahí para que se respeten las reglas. Sophie Coucharrière y Valérie Giaccone-Marcesche

¿Qué señales nos alertan del acoso escolar?

¿Qué hacer y qué decir el día en que sospechamos que nuestro hijo es víctima de un chantaje o que chantajea a sus compañeros? ¿Cómo no intervenir cuando observamos determinadas señales?

Señales de alerta

En un niño que no cuenta nada, se pueden observar ciertos síntomas: repliegue sobre sí mismo, rechazo escolar tajante, crisis de llanto o falta de apetito. Otros niños, a veces, hablan con medias palabras o a través de un “amigo” imaginario al que “le ha ocurrido una cosa rara”. Son como piedrecitas que el niño atemorizado deja en el camino y que merecen toda nuestra atención. ¿Y en un niño acosador? La acumulación de objetos nuevos en casa (y casi siempre hay un amigo con una historia que lo explica todo), puede ponernos sobre aviso. En todo caso, hay que llevar mucho cuidado para no precipitarnos con las señales externas que “nos hacen creer que...”.

Estar atentos

Sea cual sea la posición del niño –acosador o acosado-, es preferible evitar bombardearle a preguntas y actuar demasiado rápido. Es mejor dedicar un tiempo a devolver la confianza al niño, asegurándole que no lo van a juzgar por lo que ha pasado, por ejemplo. Solo la confianza puede empujarlo a hablar. Si estamos atentos, podrá expresar todo lo que siente. De hecho, es el momento de dejar nuestras propias emociones de lado para comprender hasta qué punto el niño se ha sentido conmocionado por esa experiencia. Así, luego podremos reaccionar adaptándonos a su percepción subjetiva.

Ayudarle a coger confianza

Cuando sentimos que nuestro hijo está amenazado, lo más difícil es resistir a la tentación de sobreprotegerlo. Sin embargo, la mejor manera de apoyarlo es precisamente ayudándole a afirmarse, enseñándole a decir no. Es muy importante que el niño no se encierre en el papel de “víctima”. En la vida cotidiana, podemos ayudarle a salir de su encierro confiándole responsabilidades en casa, animándole a que dé su opinión en la mesa o a resistir a la presión de un hermano o una hermana mayor. Puede que también necesite adquirir seguridad física (los más frágiles suelen ser víctimas propiciatorias). Si le apetece, podéis apuntarlo a un gimnasio, a judo o a taekwondo. 

www.conmishijos.com
Sophie Coucharrière y Valérie Giaccone-Marcesche


LOS AMIGOS DE ISMAEL


“Los amigos de Ismael” es un cortometraje sobre acoso escolar que cuenta la historia de Ismael, un niño que sufre acoso escolar por varios de sus compañeros. La vergüenza de la víctima, junto a la indiferencia o incluso justificación de los demás, hace que muchas veces padres y profesores no detectemos el problema hasta que en ocasiones, las consecuencias son ya graves. Pero todos podemos hacer algo y “Los amigos de Ismael” intenta también mostrar la posible solución a una situación que es demasiado común en nuestras aulas para eludirla.
Dirigida por Eusebio Pellicena Fleta.
Intérpretes: Alumnos y alumnas de 5º B del CEIP “Alfonso I el Batallador

EL CEIPALFONSO I DE TAUSTE CONTRA EL ACOSO ESCOLAR

“En un momento en el que ni la autoridad ni la competencia del educador resultan eficaces como fuentes de poder social, en un veinte por ciento de los casos,son los propios compañeros del aula los que detienen las conductas de maltrato ante la falta de contundencia del sistema escolar y la abdicación del sistema social. Son los propios alumnos los que, como agentes de cambio, pueden reducir significativamente la tasa de acoso escolar, estableciendo ellos mismos las normas de convivencia por las que han de regirse y velando por su cumplimiento; nadie queda fuera, colaborar para mejorar, todos protegemos a todos, no burlarse de la menor inteligencia de los demás, no ridiculizar.
Publicado por Miguel Vaquero en el blog que os hemos recomendado "Materiales para la convivencia escolar" :

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