EDUCACIÓN


HAY QUE SER MENOS PERMISIVOS

Si quieres educar bien a tus hijos, aprende de los franceses

A Norteamérica le están saliendo disidentes culturales. En el 2005 la francoamericana Mireille Guiliano puso en solfa la salud y gastronomía yanquis en su best-seller French Women Don’t Get Fat (Las francesas no engordan) y más conocida como la ‘Madre Tigre’, la estadounidense de descendencia china Amy Chua, sembró la polémica el año pasado con su libro Madre Tigre, hijos leones (editorial Temas de hoy) donde cuestiona la permisividad y escasa exigencia del modelo educativo occidental y defiende en su lugar la estricta educación del método chino, que durante generaciones ha parido talentos excepcionales.
Ahora le toca el turno a la también estadounidense Pamela Druckerman, que en su recién publicado libro Bringing Up Bebe: One American Mother Discovers the Wisdom of French Parenting (Criando a un bebé: una madre estadounidense descubre la sabiduría de los padres franceses) compara la educación de los niños anglosajones, “sobreprotegidos y malcriados” con los franceses, “civilizados y educados”.
Del relato provocador de una madre como Chua, extremadamente estricta, que decide educar a sus hijas –Sophie y Lulu- en la excelencia y disciplina siguiendo al pie de la letra el inflexible método chino hasta Duckerman, madre de tres hijos, que alaba la educación de los niños galos y resalta la enorme brecha que existe con lo que ocurre en el otro lado del Atlántico, el modelo educativo norteamericano se ve seriamente enjuiciado. La principal razón: la permisividad.
Los franceses ceden menos y aplican horarios rígidos
Corresponsal en París de ‘The Wall Street Journal’, Druckerman asegura que su libro nace de la "envidia" que sintió al ver cómo se comportaban los hijos de sus amigas francesas. "¿Por qué mis amigas francesas nunca han tenido que dejar el teléfono corriendo porque sus hijos estaban pidiendo algo? ¿Por qué no tienen sus salones repletos de juguetes?", se preguntó y lo plasmó en su libro.

        Mi hija era la única que tiraba comida al suelo en el restaurante francés

Todo comenzó durante su primera visita a la capital gala. Acompañada por su marido, de nacionalidad inglesa, y por su entonces única hija, fueron a comer a un restaurante. Se dio cuenta de que su pequeña “estaba tirando comida al suelo y portándose mal mientras que los demás niños utilizaban los cubiertos y estaban correctamente sentados”, relata en el libro la autora. Motivo, probablemente, por el que la edición británica del libro ha sido titulada French Children Don't Throw Food  (Los niños franceses no tiran comida al suelo).
En sus páginas proclama la superioridad de la educación en Francia, un país donde, asegura, los padres ceden menos y aplican horarios rígidos para mandar a sus hijos a la cama. “A diferencia de los consternados padres anglosajones, los franceses logran que sus hijos coman civilizadamente en los restaurantes y jueguen mientras les controlan tomándose un café en una terraza cercana. Consiguen que los niños no utilicen sus témperas como misiles ni colonicen el salón con sus juguetes, que no tengan caprichos en el supermercado y se vayan a dormir a la cama sin rechistar”, asegura.
Los galos enseñan a sus hijos a portarse bien en sociedad
Para Druckerman, que los franceses enseñen a sus hijos a ser pacientes, que les impongan horarios estrictos de comida y sueño, y que no cedan inmediatamente a sus peticiones, son, entre otros, los porqués de su buen comportamiento. "Pronto me di cuenta de que los padres franceses habían logrado una atmósfera muy distinta en su vida familiar. Cuando nos visitaban familias estadounidenses, los padres pasaban generalmente una buena parte de su tiempo mediando en las peleas de sus hijos, ayudando a los más pequeños a andar por la cocina o tirándose al suelo para jugar a los Lego. Cuando venían familias francesas, los adultos tomaban café mientras los niños jugaban solos, muy contentos”.

       Según un estudio, lidiar con los hijos es más ingrato para las madres de EE.UU

La clave del éxito, a juicio de la autora, radica en el empeño que ponen los padres franceses para educar a sus hijos: “Pasan mucho tiempo explicándoles a los niños qué cosas están permitidas y cuáles no”. La autora insiste en el hecho de que a los niños franceses se les enseña a portarse bien en sociedad. Y lo documenta con ejemplos. Asegura que en el Eurostar -el tren bala que une París con Londres en tres horas- se puede distinguir la nacionalidad de un niño sin escucharle hablar. “El que grita y corre por los pasillos con toda seguridad no es francés”.
El análisis de la periodista es que, si bien "no son perfectos", los padres franceses "tienen secretos de educación que realmente funcionan". Considera que comparten sus mismos valores -hablar con los niños, leerles libros, llevarles a clases de tenis o pintura o de visita al museo-, pero que no caen en los excesos de una educación norteamericana "al servicio constante de los niños". Druckerman señala, por ejemplo, que en los Estados Unidos las madres creen que alentar a un niño a jugar solo es algo "medianamente importante", mientras que para las madres francesas es algo "muy importante".
Además, pone como ejemplo en el libro un estudio realizado en 2009 por economistas de la Universidad de Princeton. Compararon la tarea de criar un hijo en Columbia, Ohio y Rennes (Francia). La conclusión: las madres de EE.UU. consideran la tarea de lidiar con sus hijos el doble de ingrata que las francesas. 
Los medios anglosajones 'han puesto el grito en el cielo'
Como ocurrió con el libro de su compatriota Chua, las críticas no se han hecho esperar. Un artículo en el periódico británico ‘The Observer’ sostiene que "en Francia, un niño es un hombrecito listo para ser formateado por sus padres y, sobre todo, por la escuela. Debe ser encuadrado, conformarse a un marco preciso y frecuentemente rígido que coloca a los buenos modales y a las matemáticas por encima de la creatividad y la expresión. Si un francesito hace una escena, no se le disculpa pretexto de que tiene derecho a expresarse: se le da una paliza y, si sigue, se le manda al psicólogo”.

      'The Observer' critica que en las escuelas francesas importa más aprender de memoria que comprender

El periódico británico sostiene también que los anglosajones que viven en Francia se ven frecuentemente "consternados por la rigidez asfixiante de las escuelas francesas, en las que aprender de memoria importa más que comprender, donde la creatividad está sujeta por el conformismo y donde lo que piensan los niños importa menos que su capacidad para expresarse en una gramática y estilo impecables".
Para Druckerman, en cambio, eso también es motivo de admiración. En las escuelas francesas, dice, a los niños se les apunta a lo fundamental: gramática, escritura y memorización, antes que a las actividades lúdicas privilegiadas por la educación anglosajona.


El Confidencial.com > Alma, Corazón y Vida > Paula Delgado Labrandero 16/02/2012 








NAVEGAR CON SEGURIDAD POR INTERNET


UTILIZAMOS EN INTERNET CONTRASEÑAS 'DE RISA'

"Los chavales creen que lo saben todo de la Red, y eso les vuelve muy vulnerables"

Las redes sociales tienen un impulso imparable en la sociedad y es ingenuo esperar que  los más pequeños no formen parte de esa atractiva comunidad virtual. Pero los menores son los más vulnerables al uso y abuso que se pueda hacer de la tecnología. Educar a padres y niños para manejarse en el mundo virtual es clave para evitar sustos, según la opinión de un grupo de expertos en diferentes áreas de internet y educación infantil reunidos por la consultora Universo Vivo.


Es clave que detrás de los niños exista una consciencia que les guíe al usar Internet
Con ese objetivo, el de prevenir y educar tecnológicamente, nace misait.com la primera red social en castellano para niños de entre 6 y 12 años. La psicopedagoga y responsable del departamento de Educación de Misait, Ana Martínez Masson, cree que, como en la medicina, prevenir es mejor que curar. “El desconocimiento y la ingenuidad de los niños es evidente. Es clave que exista una conciencia detrás que les guíe, los padres tienen que educar a sus hijos en las redes sociales como lo hacen en la calle porque se relacionan de la misma manera”. Asevera que los padres tienen que poner orden y conciencia por sus hijos.
La psicopedagoga considera que involucrar a los padres en las redes sociales de sus hijos es el inicio de una larga lucha contra los peligros de la Red.  “En Misait los adultos tienen que demostrar la identidad y edad de los menores y pueden configurar la privacidad de su cuenta”. Sin embargo, la experta considera contraproducente generar miedo sin razonar y prohibir el uso de Internet sistemáticamente. "A los niños no hay que quitarles Internet, hay que adaptárselo porque la impunidad es muy atractiva”, sentencia.


Informar de los peligros de Internet para evitar sustos
Internet entraña muchos peligros como el robo de cuentas, el contacto con adultos desconocidos o la creación de una identidad digital que afecte a la reputación del usuario. No prevenir las consecuencias puede ser nefasto. Los descuidos sirven a los hackers o a los que se encuentran desequilibrados emocionalmente para hacer daño gratuito y arruinar la vida de esos menores y a sus familiares.
Enrique Rodríguez Martín, inspector jefe de la sección operativa de la brigada de investigación tecnológica, lo sabe bien. Considera muy peligroso que los menores accedan a las redes sociales sin control. “Que un menor con seis años se meta en una red social cualquiera es de pánico, los pedófilos se valen de sus artimañas de engaño para sacar información a esos niños”. Martín advierte que el mal uso de las redes sociales puede derivar en delitos como la usurpación de cuentas de correo a través del cambio de contraseñas -“que en ocasiones son de risa, como 1234, nuestro apellido o fecha de nacimiento”, ha señalado- o la difusión de imágenes comprometidas.


Se está haciendo habitual entre menores la peligrosa práctica del 'sexting'
El experto advierte de la proliferación del uso de las redes sociales por parte de los pedófilos para captar víctimas. "Se está haciendo habitual el uso del 'sexting', se manda una foto comprometida a alguien que en ese momento es tu amigo y a partir de ahí cedes voluntariamente el control de esa imagen". Martín asegura que el desconocimiento de los menores les hace vulnerables. “El menor se siente muy seguro en la Red pero desconoce al completo el código penal. Hay que evitar la adicción del menor a las redes sociales y tecnológicas y hay que procurar que hagan un uso adecuado”. Rodríguez es un firme defensor de "educar para usar internet igual que educamos a los niños para que al salir a la calle miren a los dos lados antes de cruzar". Sin embargo, reconoce que resulta difícil "cuando los padres a veces no saben ni cómo enviar un correo", por lo que considera imprescindible extender la labor educativa también a los adultos.


Padres e hijos tienen que convivir tecnológicamente
José Miguel Rosell, socio director de S2 Grupo, empresa especializada en seguridad de las TIC creó Hijos Digitales hace tiempo, un blog donde dan las pautas para que mayores y pequeños aprendan a convivir tecnológicamente. “Los más pequeños se creen que lo saben todo pero no es así, tienen muchas amenazas. Intentamos enseñarles las cosas malas que les pueden pasar si hacen un uso inadecuado de las redes sociales”, explica.
Rosell considera condición sine qua non explicar a los padres en qué sociedad digital se mueven sus hijos. “No podemos educarles igual que nos educaron a nosotros. La oportunidad que tenemos es educar e informar en una sociedad diferente”, concluye.


El uso de las redes sociales es ya habitual entre niños a partir de los seis años
Por su parte, Alberto Herrero, profesor de 1º de primaria en el colegio Humanitas Bilingual School de Torrejón, cree firmemente que la escuela forma parte esencial en la educación de los niños en el campo tecnológico. “El 100% de los niños de seis años de mi clase acceden a las redes sociales y lo que es más preocupante, el 50% en ocasiones lo hace solo”, advierte. Sin embargo, opina que, con conocimiento, las redes sociales se convierten en el mejor medio para llegar a los niños. “Las redes sociales no son nocivas. Hay que educar para que su uso sea lo más responsable posible. El padre que no sabe se tiene que poner las pilas porque es la demanda que hay y hay que responder”, opina.
El 70% de niños y niñas de entre los 6 y 9 años utilizaron las redes sociales en nuestro país a lo largo del año 2009, según el estudio realizado por expertos en estudiar el uso de las tecnologías entre niños y adolescentes del Foro Generaciones Interactivas. Y esta proporción crece con la edad, llegando al 88% los españoles que tienen entre 10 y 18 años y utilizan las redes sociales e Internet. Otro dato, también interesante, es que, a pesar de que los menores de 14 años tienen prohibida la entrada a las redes sociales, el 42% de los niños europeos de seis años está en alguna, según datos del Eurobarómetro.


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